Hablando del teatro, debido a desacuerdos y falta de recursos económicos para la obra, esta había sido detenida por los accionistas involucrados, así que en el año de 1894, el Ayuntamiento ofrece ceder el teatro y los adelantos de la obra hasta ese momento a quien pudiera concluirlas.

El ingeniero Durán quien era contratista de la obra, insiste y convence al comerciante español Pedro Díaz a invertir en el inmueble para al fin terminarlo.

Ya firmado el contrato y con fecha de 28 de diciembre de 1894, el español gestiona ante el gobierno y logra obtener una concesión por cien años; finalmente terminado en 1895 e inaugurado en 1896 se le nombra “Teatro Pedro Díaz” por su interés no en beneficio monetario sino más bien en beneficio a la población.

Como parte de la inauguración se presentó una forma de música teatral conocida como La Tempestad función que recibió al gobernador Dehesa como invitado de honor y a 1300 espectadores.

El ingeniero Durán plasmo en el teatro un estilo neoclásico en su fachada aunque también se observan elementos eclécticos, como el uso del hierro forjado en accesos, en barandales y en estructuras de la cubierta.

Cuando comenzó la construcción de lo que es hoy el Palacio Municipal, por infortunio el Teatro sufrió pérdidas de espacio como lo fue parte del foro, camerinos y área de utilería. En 1905 el Teatro fue modificado mejorando los estilos en la fachada y la mecánica teatral.

Fue la apertura de este inmueble una opción de recreación, un espacio teatral cómodo a pesar de que era austero; el Teatro sirvió como recinto para la llegada del cinematógrafo (1896) apoyando su primera etapa de desarrollo.

Debido a que Córdoba quedaba ubicada en lugar estratégico dentro de la red de líneas del ferrocarril se convirtió en una sede importante de esta nueva diversión pública que prontamente estuvo al alcance de amplios sectores sociales.

REFERENCIA:

Naveda, A., y Florescano, E. (2013). Historia General de Córdoba y su región. México: (s.n.)